Cultura y Religión

Los antecedentes de la población de Argentina están constituidos por mezclas entre autóctonos indígenas y colonos europeos (españoles, franceses e italianos principalmente). Estas dos descendencias se distinguen muy claramente y el clivaje entre el blanco y el negro es omnipresente. Los conflictos basados en ellos son abundantes, especialmente cuando se trata de la propiedad de la tierra, ya que los indígenas piden sin cesar la restitución de las tierras tomadas por los colonos. La conquista del desierto está demasiado lejos (1880) para que se haga justicia, el genocidio ha reducido drásticamente su población y su forma de vida no puede (y no debe) adaptarse al país moderno en que se está convirtiendo la Argentina.

El idioma nacional es el castellano, simplemente es el español, ¡con muchas variaciones! Algunas palabras significan algo diferente o simplemente no existen, pero en general el gramática y la conjugación son idénticas. Las lenguas indígenas de los Quechas, Qoms y Mapuches, entre otros, casi han desaparecido, y se utilizan únicamente dentro de las comunidades.

La religión católica ha sido violentamente impuesta a las poblaciones autóctonas: Las jóvenes fueron secuestradas y criadas en conventos, los jóvenes fueron vendidos para servir en las casas de la capital. En un siglo, cualquier práctica de la espiritualidad de las diferentes comunidades se ha reducido a la práctica del círculo privado solamente. Hoy en día, el 97% de los argentinos son católicos, el 2% son judíos. El laicismo es respetado aunque la Constitución nombra al catolicismo como la religión nacional. Orgullo de los creyentes: ¡el Papa Francisco es de Argentina!

Por lo tanto, la cultura argentina no es nada homogénea; en un país tan grande eso sería una sorpresa! El tango sólo es popular en Buenos Aires, en todas partes se baila la Chacarrera o la Cueca; y un gaucho es un criador independiente que vive en la montaña; no en la estencia de una pampa. La única manera de conocer la cultura de un país es visitándolo.